El joven guionista y director Damien Chazelle ha creado esta película con una maestría digna de un auténtico veterano. Está basada en su propio cortometraje homónimo premiado en Sundance y nos sumerge en el universo de los estudiantes de música. Para ello sitúa frente a nosotros una historia de búsqueda insaciable de triunfo y autosuperación de un modo soberbio. Ese tipo de fuerza de voluntad sin medida ya las hemos visto en cintas como "El cisne negro" (2010), pero aquí se siente incluso más el brutal esfuerzo. La estética y fotografía de la cinta crean una excelente atmósfera del mundo de jazz, de las aulas y salas orquestales, y de la soledad de los ensayos. Sorprende cómo el estupendo montaje, con tomas muy rápidas y ágiles, nos transmite sentimientos y situaciones con apenas unos planos cortísimos de objetos. La música ayuda mucho a ello y es espectacular desde el primer fotograma hasta el final. La trama nos narra cómo un estudiante de batería interpretado fenomenalmente por Miles Teller se deja literalmente sangre, sudor y lágrimas por triunfar en el jazz, y cómo su profesor encarnado por un increíble J.K. Simmons -que está de Óscar- es capaz de apretar a muerte en una mezcla de dictadura y paternalismo que pone la piel de gallina. El enfrentamiento de egos, que se va produciendo pone las bases de un clímax magnífico que es para recordar. Gran película.
Nota: 9 (de 10)
1 comentario:
Simplemente BRUTAL
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