El uruguayo Fede Álvarez ha rodado un thriller envuelto en terror no sobrenatural, de un modo que consigue que el espectador cumpla con lo que dice el título de la cinta, que no respire. Se trata de un filme con un trepidante ritmo y que ahonda en el peligroso pero atractivo terreno de la fusión entre las fronteras de la bondad y la maldad haciendo que cambiemos varias veces nuestro apoyo y afinidad hacia los distintos personajes durante la trama. No hay blancos y negros. Es decir, algo que ya hemos visto en películas como "Magical Girl" (2014) o en series como "Breaking Bad". Los jóvenes actores Jane Levy, Dylan Minnette y Daniel Zovatto trabajan correctamente, pero el veterano Stephen Lang está de lujo en su papel de ciego. La historia tiene un buen planteamiento y comienza a avanzar sin tregua, con un excelente manejo de las sorpresas, sustos y de las escenas de oscuridad, muy bien resueltas técnicamente. Hay algunas escenas que se regodean ligeramente en la violencia, otras que suenan a ya vistas y otras con pequeñas trampas de guión que desdoran algo el conjunto, pero el resultado es una excelente cinta con una tensión y ritmo tremendos. Esperemos que Fede Álvarez siga dándonos cada vez mejores cintas según adquiera más experiencia.
Nota: 7 (de 10)