El francés Régis Roinsard dirige esta película ambientada en 1959, que es una estupenda muestra de ese cine francés con ligero aroma a baguette y café. La estética de finales de los cincuenta es magnífica desde los propios títulos de crédito, hasta las calles, peinados, trajes y costumbres retratadas. Se trata de una historia amable con toques divertidos que se deja ver estupendamente. La música de la época está muy bien elegida y los actores Romain Duris, Déborah François -que a veces parece una preciosa mezcla de Audrie Hepburn y Grace Kelly-, Bérénice Bejo -"The artist" (2011)- y Shaun Benson trabajan realmente bien. Convincentes y entregados. Es una historia sencilla que te hace alegrarte por disfrutar de un tranquilo rato de cine.
Nota: 6 (de 10)
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