Tras su último y excelente thriller policiaco "Que Dios nos perdone" (2016), el director Rodrigo Sorogoyen ha rodado un filme totalmente sumergido en el mundo de la corrupción política. El comienzo de la historia va llevando en volandas al espectador paso a paso y escalando en tensión, todo cimentado en una trama compacta que no decae y que está muy bien hilada. Se agradece que un director español ruede este tipo de cintas que suelen ser más habituales en el cine fuera de nuestras fronteras. Las interpretaciones son algo dispares; el protagonista Antonio de la Torre está -como siempre- magnífico, Josep Maria Pou muy correcto, pero algunos de los demás -Nacho Fresneda, Ana Wagener, Mónica López, Bárbara Lennie- parecen sobreactuar ligeramente en algunos momentos. El director juega muy bien con la cámara y con el ritmo. Buena película con la que uno no puede evitar pensar que hay mucho de real en lo que nos cuenta. Tan sólo durante el último cuarto el guión se despega un poco del realismo, pero el conjunto de la historia es estupendo.
Nota: 7 de 10
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