Lian Neeson muestra de nuevo ser un todoterreno. Es una película mezcla entre el caso Bourne, Venganza y Frenético. Un nuevo filme moderno de intriga, con agentes y persecuciones, pero con factura y estética clásica de los 80, que incluso ofrece algún guiño a la vieja escuela de espías de la guerra fría. Las sorpresas están algo enlatadas y la cinta no mantiene tan bien la tensión como debiera a lo largo del metraje, pero se deja ver.
Nota: 6 (de 10)
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