Nunca llegué a comprender cómo tras estrenar la patética "Furia de titanes" en 2010, los estudios se lanzaron a rodar esta segunda parte, pero lo han hecho. Volvemos a contar con un polvoriento y saltarín Perseo intepretado por Sam Worthington que continúa sin arrancar como actor y su falta de carisma y chispa vuelve a ser aquí patente. Liam Neeson y Ralph Fiennes vuelven a prestarse sorprendentemente a aparecer en esta saga, y aunque llevan el pilóto automático, al menos ofrecen presencia y buen hacer. La historia es muy floja desde el inicio hasta el final, mezclando dioses y sucesos cada vez más alejados de la mitología escrita griega. Lo único que salva algo la cinta es que los efectos especiales han sido bastante trabajados y que esta vez ha sido rodada en 3D real -no como la primera- y eso se nota en la buena calidad de sus tres dimensiones. Además cabe destacar el Pegaso negro de vuelo algo torpón -un detalle sorprendente- y sobre todo el dios Cronos representado mediante impresionante y enorme gigante de roca fundida salpicando lava al mover magníficamente sus enormes brazos. Tremendo. En definitiva, filme que puede verse pero hay opciones mucho mejores en cartelera.
Nota: 5 (de 10)
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