La 85ª ceremonia de los Oscar celebrada anoche en el Dolby Theatre ha sido una gala que podría considerarse un canto -y nunca mejor dicho- a la amistad y al "buen rollo". Por un lado el presentador Seth MacFarlane -creador y doblador de las series "Padre de familia" y "American Dad"- comenzó con espíritu sarcástico y original -tremendo el momento Capitan Kirk-, pero luego fue diluyendo su mordacidad hasta nivel cero. Y por otro los premios, como la lotería de Navidad, han sido muy repartidos: los siete galardones más importantes han sido para siete películas distintas, aunque "Argo" como mejor película -con un total de tres estatuillas- y "La vida de Pi" con otras tres, con Ang Lee como mejor director, podrían considerarse las vencedoras. Daniel Day-Lewis, mejor actor por su magistral "Lincoln", y Anne Hathaway, mejor secundaria por su corto pero excelente papel en "Los miserables", cumplieron totalmente las previsiones. Y Jennifer Lawrence, mejor actriz por "El lado bueno de las cosas", y Christoph Waltz, mejor secundario por "Django desencadenado", entraban dentro de lo previsible. Un gusto por cierto ver a Tarantino recoger su Oscar al mejor guión original. Toda la gala se ha sustentado este año en muchas actuaciones musicales de una calidad fantástica... y especialmente la dedicada a "Los miserables" con todo su reparto, sumándose uno a uno a cantar el tema principal "Suddenly". Momentazo que ponía los pelos como escarpias. La iluminación este año ha sido algo extraña y no favorecía a muchas de las actrices, aunque eso más bien habría que achacarlo a alguna operación de más que impedía casi reconocer a algunas de ellas, como Catherine Zeta-Jones o Renée Zellweger. En definitiva una ceremonia sin grandes ganadores, agradable, pero que no pasará a la historia del cine. Si la puntuáramos, sería...
Nota: 6 (de 10)
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