Curiosa película israelí de los directores Aharon Keshales y Navot Papushado. Se trata de una cinta que ha encantado a Quentin Tarantino -calificándola como la mejor del año para él- y efectivamente puede percibirse algo de su propio estilo en ella. La trama trata de una venganza extrañamente compartida debida a asesinatos infantiles, y a veces recuerda algo a películas como "Prisoners" (2013) o "La caza" (2012). Cuenta con un estilo gamberro y toques de violencia, pero sin regodearse en exceso en la sangre o casquería. De hecho, a pesar de los intentos de los dos directores por tratar de crear in filme transgresor de estilo ligeramente tarantiniano, la película a veces parece algo naif bordeando la curiosa inocencia de algunas cintas clásicas de Hitchcock. Los actores son desconocidos para nosotros pero cumplen muy bien y la música es más que correcta. Venganzas, atajos en la aplicación de la justicia, dudas, violencia, humor socarrón... todo ello cabe en esta cinta sorprendentemente interesante de ver.
Nota: 7 (de 10)
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