El director Edgar Wright, creador de entretenidas y friquis comedias como "Zombies party" (2004), "Arma fatal" (2007) o "Scott Pilgrim contra el mundo" (2010), se cuela en el mundo de las películas de robos y persecuciones mediante esta cinta, cuyo mayor atractivo son las escenas de acción y ver por ahí al gran Kevin Spacey llenando su cuenta bancaria sin tener que despeinarse -en la vida real y en la película-. Se trata de otra cinta más de jovencísimo y talentoso chavalín, introvertido, diferente al resto de la alienada ciudadanía, con capacidades imposibles -en este caso la conducción-, que tanto hemos visto en películas adolescentes todos estos años. Es como si la obra maestra "Drive" (2011) hubiera sido introducida en una baticao para convertirla en una azucarada merienda para chavales. Lo mejor sin duda es la estupenda música que invade la película casi por completo, las escenas de conducción y varias más de pura acción. Alguna de ellas llega a recordar el magnífico tiroteo de "Heat" (1995) -salvando las enormes distancias, por supuesto-. El guión hace aguas por los cuatro costados, pero el resto del filme logra que se pueda pasar un rato entretenido viéndola con palomitas.
Nota: 5 de 10
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Hace 1 año
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