Tras la moda de los remakes de filmes de los ochenta, el debutante director Matthijs van Heijningen Jr. ha realizado una decente precuela de la película que John Carpenter rodó en 1982 con Kurt Rusell. No se puede evitar la sensación de remake, aunque realmente es una historia que encaja como un puzzle con la clásica, ya que el final de esta nueva es el inicio exacto de la antigua. Buenos paisajes antárticos, y el ambiente de los ochenta en personajes y en decorados está muy logrado, los efectos son mucho mejores que la de los 80, pero se echa de menos algo más de tensión. Algunas situaciones hubieran requerido más trabajo de guión, pero el resultado es bastante pasable.
Nota: 6 (de 10)
Nota: 6 (de 10)
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