Una película sobre la problemática de la inmigración en México vista desde el punto de vista cotidiano de una familia corriente en un pequeño pueblo de la Sierra de Guerrero. Se trata de una cinta rodada con cuidado y esmero por el director Antonio Méndez Esparza; ambiente intimista que retrata la vida y problemas diarios de Pedro -quién acaba de volver de los EEUU- y de su familia. Costumbrismo mejicano con unas interpretaciones increíblemente reales de actores no profesionales y con conversaciones pausadas y sencillas como las de la vida misma. Quizá el director se regodea demasiado en los silencios y en las miradas, algo más de lo que el cine comercial suele soportar, pero no puede evitarse pensar que realmente la vida es así. No es una película que pueda gustar a todo el mundo, pero es un buen ejemplo de cine que muestra otras cosas diferenciándose del cine habitual que hay en las carteleras. La cinta ha obtenido el premio FIPRESCI de la Semana de la Crítica en Cannes en 2012.
Nota: 7 (de 10)
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