El director Damien Chazelle, que ya nos regaló la magnífica "Whiplash" (2014), vuelve al mundo del ritmo pero esta vez creando un musical lleno de guiños al cine clásico. Hay momentos de canciones tipo musical puro, momentos de fantástico jazz e incluso ciertos homenajes a otras cintas del género y a mitos del viejo Hollywood como Fred Astaire y Ginger Rogers. Pero todo ello está rodado de un modo muy comedido. No cansa ni apabulla. La labor de los actores para cantar, tocar instrumentos (aparentemente) e incluso bailar está cuidadísimo y muy bien elaborado. Tanto Emma Stone como Ryan Gosling trabajan estupendamente e incluso se percibe buena química entre ellos. El filme narra una historia de sueños -cumplidos o por cumplir-, amor, superación, desengaño e imaginación y todo ello con exquisita factura. Se nota que el director es amante del buen cine y la buena música. Una bonita película que hace salir del cine tarareando algunos de sus cuidados temas.
Nota: 7 de 10
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Hace 1 año