Un filme lleno de excelentes viejos sustos. Da gusto volver a ver una película de terror que no es gore ni utiliza casquería fácil y que en cambio está creada en su mayor parte con maquillaje, nieblas, oscuridad, tensión y buenos sustos con música y golpes de violín. Es miedo clásico sin pretenciosidad que huele a los 80 por los cuatro costados. Imposible no acordarse de Poltergeist al verla, pero su enfoque es algo distinto, quizá más elegante. Los actores cumplen, especialmente Patrick Wilson, Rose Byrne -con esa hermosa pero sempiterna cara de gesto triste- y Barbara Hershey. El final podría haberse trabajado algo más, pero es una película que hace sentir miedo sin necesidad de revolver las tripas. Recomendable.
Nota: 7 (de 10)
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Hace 1 año
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