Esta película tiene algo que inspira simpatía, y es que la ha realizado la vieja productora británica Hammer hoy resucitada, que produjo en su día clásicos como Drácula, Frankenstein o la momia. Es una historia de miedo con todo el clasicismo del terror gótico victoriano: el típico caserón decomonónico con hiedra, lápidas en el descuidado jardín, candelabros, oscuridad, telarañas, viejos cuadros y espejos... y fantasmas. Daniel Radcliffe intenta separarse de su imagen de Harry Potter, pero me temo que su registro como actor es bastante limitado. Los excelentes secundarios Ciarán Hinds y Janet McTeer trabajan muy bien, pero la historia flojea. La ambientación neblinosa de la vieja Inglaterra victoriana está muy lograda, y es de agradecer los intentos de resucitar el terror clásico, pero deberían haber trabajado más en el guión para que todo fuera más creíble. Todo se queda en una película sencilla.
Nota: 5 (de 10)
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Hace 1 año
1 comentario:
Me lo imaginaba, no dirás que no te lo dije...
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