Aunque esta película pueda parecer un
biopic sobre la vida de Marilyn, realmente no es así. El filme cuenta tan sólo un breve periodo de su vida en 1956 -una semana- en la que la estrella viajó a Inglaterra para rodar "El príncipe y la corista" junto a Sir Laurence Olivier y en la que, debido a su inseguridad y a sus desesperados intentos por ser una gran actriz más allá de su típica imagen de bomba sexual, vivió un
pseudoromance con un joven y novato ayudante de dirección inglés -escritor del libro en que el filme está basado-. La recreación de la época, entorno y personajes es magnífica, y la actriz Michelle Williams se mimetiza con Marilyn de modo increíble -incluyendo algunos estupendos números musicales-, aunque a pesar de su enorme esfuerzo muchas veces cuesta creer que físicamente se trata de la estrella. Kenneth Branagh da vida a su propio ídolo
shakespeariano Laurence Olivier de modo muy convincente y en general los personajes están bien trazados. Es curioso ver escenas de "El príncipe y la corista" calcadas de la original. Es un gran trabajo.
Nota: 7 (de 10)